Las ruinas de Castelmiro. Hogar de la familia Miroslavikai
Situado en una antigua ruta comercial a través de la región de Cabraria, Castelmiro, ofrecía resguardo a las caravanas que comerciaban entre el Solar y el Mar Naciente a través de los montes Sargan .
Su existencia se pierde en los manuscritos de la historia. Desde tiempos remotos la casa Miroslavikai ostenta estas tierras de pastores de cabras habiendo luchado con denuedo por conservarlas aprovechándose siempre de su geografía tortuosa.
La casa Miroslavikai[]
La primera mención que se tiene de ellos es por parte de los feacios a través de los norus previa a la fundación de Saraza , capital del Imperio Aliasino , por parte de la tribu Sagriz. Ya por entonces su poder en la zona era importante con varias fortalezas distribuidas por los valles y mas de dos docenas de poblados. Su tosco dialecto indicaba que provenían del mismo tronco que el que se hablaba enTemali , mas era sumamente diferente y mucho mas cerrado y nasal. "Veneran tanto a sus cabras que hablan como ellas. Nasalmente, alargando las palabras, agudo y fuerte. Se puede decir que están como cabras." dice el antiguo manuscrito. Ante los primeros contactos los cabrarios dieronle la espalda al mundo. Cuando un siglo mas tarde Ghau Kin, unificador de Temali, toco sus puertas, estos se alzaron en armas y lo repelieron. A lo largo del tiempo sus políticas fueron relajándose, algo que los reuves en su chabacanería tuvieron mucho que ver, y los primeros feacios lograron establecer vínculos comerciales. Con el correr de los siglos estos pastores de cabras se fueron sofisticando y corrompiendo por las riquezas hasta que su nación era paso obligado para cualquiera que quisiera ver maravillas arquitectónicas o viajar seguro. Este pequeño señorío independiente entre montañas era un rincon seguro en un mundo hostil.
Escudo de la casa Miroslavikai
Ante una nueva ofensiva de Temali que quedo en tablas tuvieron que ceder la parte sur de sus territorios quedándose solo las fortalezas de Castelmiro, Montvikai y la ciudad del valle de Castelmiro, resguardada por estos castillos, uno al norte y el otro al oeste cerrando sus accesos. Ademas de una docena de poblados pastoriles.
Por lo que la expansión del Imperio Aliasino fue una buena noticia para los cabrarios que por lo bajo fraguaron una serie de intrigas que repercutiría en la caída de Temali. Gracias a esto y en agradecimiento los elfos les permitirían conservar su independencia y recuperar la mayor parte de territorios.
Con esto junto a la re apertura de las rutas comerciales las riquezas volvieron a fluir. Por primera vez una nación humana era respetada por los elfos. Y por primera vez una naciónhumana confiaba más en elfos y leanos que en los suyos propios. Esto conllevó a una mezcla de razas que derivó en un total mestizaje en los centros comerciales. Esto jamás sería bien visto por los pueblerinos rurales que como buenos montañeses eran testarudos y como dice el dicho "embisten como cabra a la montaña".
Esta mestización, obviamente, afectó a la casa gobernante al punto que el que sería el último señor de Castelmiro y Chiva(señor) de la cabraria, Altos Miroslavikai, según dicen era una de estas abominables cruzas. Nada más que un bastardo. Esto hizo que su nación empezara a odiarlo. Lo cierto es que por su salud enfermiza apenas podía abandonar la litera desde la cual gobernaba en una habitación en penumbras. Ya que su enfermedad radicaba en que su cuerpo no podía procesar la luz solar y esto le causaba no sólo dolor sino que se le cayera la piel como si de lepra se tratara. Esto hacía que acostumbrara a dar pequeños paseos nocturnos apoyándose en su bastón aún con 24 años.
La leyenda de Castelmiro[]
Tras la fiesta del equinoccio de primavera, momento que los hombres competían a cabezazos por sus hembras del rebaño, ya que eran polígamos y las mujeres propiedades, y las mujeres para demostrar su fertilidad debían trepar grandes rocas con un cencerro en su cuello. En la noche cuando todos dormían un guardia halló a Siguria, la más
La muerte de Siguria
fértil de ese año (o sea la ganadora) muerta y sin sangre en sus venas con dos orificios en su cuello en la entrada de la ciudad. Esto provocó una furia tremenda en la ciudad y una indignación sin par por haber sido tocada una mujer casi sagrada. Se culpó a unos y otros pero todo termino en la puerta de la fortaleza ya que el señor debía resolver que hacer. Sin embargo Altos estaba indispuesto y esto provocó descontento y a la larga rumores. Las supersticiones le dieron de comer al mito del matacabras, un ser terrorífico que se comía las cabras y secuestraba mujeres apetitosas.
Sin embargo esto se repitió al poco tiempo. Esta vez con Lagran, una anciana respetable que se decía hablaba con las mismísimas cabras. Pero no era sangre lo que faltaba, si no la piel. Se la halló rodeada de cabras en un establo. Esta vez el señor tampoco apareció y la guardia tuvo que contener a los indignados cabrarios.
Más adelante dos jóvenes más, Aguan y Poetia, una sin pies ni manos y la otra sin orejas, ojos, nariz, ni lengua. En las cercanías del castillo. Y Errbo, un sacerdote del gran cabro fue encontrado sobre el altar sin cuero cabelludo junto a la cabra sagrada atada llena de laceraciones.
En la ciudad de Castelmiro (no la fortaleza) vivía un anciano hombre temaliano que echaba la culpa de todo a los elfos diciendo que con magia alargaban sus vidas y esto les costaba su espíritu y por eso les salían tumores. Esto en conversaciones de mercado fue prendiendo chispa en contra de Altos, el señor (el cual acaba de aumentar las tasas impositivas).
La gota que rebalsó el vaso fue cuando, durante uno de sus paseos nocturnos, se lo vio pegarle con el bastón a un perro que le mostraba los dientes. En la oscuridad un grupo de borrachos que pensó que era una cabra lo asaltó propinándole una paliza. Indignado y maltrecho, Altos, consiguió regresar a su fortaleza y ordenó que se tomara represalias por los constantes ultrajes a su persona: Pintadas en las calles, versos de mofa, evasión impositiva y esto. La guardia consiguió dar con estos hombres y en vez de ser condenados a la peor humillación, que era ser atados desnudos y poner por su cuerpo sal para que las cabras con sus lenguas rasposas los despellejaran lentamente. En un arranque de furia y para atemorizar a la población aprovechando los hechos recientes hizo que cada uno muriera como cada una de las víctimas de los pasados meses. Esto causo el efecto contrario y Altos debió refugiarse en una casona a resistir con un puñado de guardias y siervos el embate de la turba.
La guardia de Altos rindiendo sus armas ante los sacerdotes del gran cabro.
Sin embargo tras unos primeros instantes de resistencia, los guardias, al ver que los mismísimos sacerdotes venían a ordenar que se entregara a Altos por ofensa a la religión lo entregaron. Tras un rápido juicio (en el que había dinero de por medio) los supremos sacerdotes, que eran una élite económica y se veían afectados por las políticas de Altos constantemente, decidieron que su pena sería morir con una estaca en su corazón hecha de su propio bastón. En ese mismo momento el verdugo ceremonial tomo el bastón y lo traspasó a Altos. Murió rápidamente tratando de articular algo mientras miraba señalando en dirección a la fortaleza de Castelmiro. Luego fue dado a la servidumbre del castillo para que se lo enterrara con su bastón clavado en el pecho.
Los pastores de cabras asaltando la casona donde se refugia Altos
Pasaron los años y un árbol surgió donde estaba enterrado, los crímenes cesaron y se los atribuyeron a Altos que paso de ser "el enfermo" a "el maldito". Las gentes decían que se había aliado con el Matacabras o que había matado para hacer un nuevo cuerpo para el con magia. Loselfos se ganaron la desconfianza general por ser Altos "un bastardo aliasino" y por ser "practicantes de magia". Y uno de los rumores más fuertes que apareció pronosticaba que el día que el árbol de Altos muriera, él regresaría para vengarse. Durante ese tiempo un fuerte terremoto sacudió la región y la fortaleza de Castelmiro se derrumbó junto a la ladera que quedo inaccesible casi más que para cabras y pastores por lo que fue imposible su reconstrucción. Unos kilómetros más lejos tras un recodo desde el que no se veía la ciudad se inició la construcción de Fortenou, el nuevo bastión defensivo que cuidaba el paso y la ciudad.
La ciudad de Castelmiro ardiendo. Y la sombra de Altos aguardando.
Y en la asunción de Luglo, hijo de Franos y sobrino de Altos, 24 años más tarde, durante el equinoccio de la primavera se desató un incendio, seguramente por parte de algún borracho descuidado, que durante los siguientes 10 días azotaría la región sin freno, y que obligó a los habitantes a refugiarse en el castillo de Montvikai viendo como todo lo que tenían era consumido por las llamas. En esos días, los crímenes, se empezaron a repetir dentro de la fortaleza que estaba conteniendo a unas 34.000 personas en su interior y lindes. Lo cual hizo cundir un pánico generalizado entre los habitantes al segundo crimen. La gente gritaba que Altos había vuelto a vengarse y los sacerdotes clamaron por calma para enviar una delegación de hombres a la tumba de Altos, en la cual se había formado un pequeño lugar de culto por temor a un mal espíritu, para ver si el árbol seguía en pie, lo cual era probable por esta semi enterrado entre rocas del derrumbe.
Montvikai abandonado en llamas.
Tres días más tarde solo volvió uno de los hombres malherido diciendo que las cabras habían embestido a los hombres haciéndolos rodar ladera abajo en la zona de rocas y que no habían logrado llegar. Esa noche una mujer apareció sin rasgos y la histeria colectiva se desato. Una gran cola de gente, sugestionada por el gran mito que había crecido en torno a esto, emprendió la huida con lo poco que le quedaba y fueron realmente pocos los que permanecieron ahí. Apenas unas 3000 personas. Sin embargo cuando la noche siguiente se desató una tormenta que de a poco apago el incendió en los días posteriores, Sulfric, el actual sacerdote supremo, el único que quedaba vivo de los que había condenado a Altos apareció en el altar exactamente igual que Errbo y junto a la cabra, el valle fue declarado prohibido y maldito. Por lo que prendieron fuego el lugar, pusieron toda clase de sortilegios protectores para que un alma maligna no los pasara y siguiera y se dirigieron a las ciudades del Sur. Mientras huían dicen que un hombre los observaba desde las laderas de las montañas, sin importar a donde miraras cuando caía un relámpago ahí lo veías en lo alto.
Desde entonces el valle de Castelmiro se lo supone deshabitado por maldito. Sin embargo hay rumores que una mujer apareció desangrada en Umlaimiro , una de las ciudades del sur de cabraria.